De costa a costa: “No Kings” (No queremos reyes) en la capital del país fue un asunto familiar.
Rebecca Marrin, una joven de 14 años originaria de Harrisonburg, Virginia, le pidió a su madre que hicieran el viaje de dos horas hasta Washington, D.C., para poder asistir a la protesta “No Kings” (No queremos reyes) en la capital del país. Aunque también había manifestaciones en su ciudad, Marrin sintió que unirse a las voces en Pennsylvania Avenue tendría un mayor impacto.
“Solo quería ser parte de la historia”, dijo Marrin.
Marchó junto a su madre, Rebecca y su hermana Melody, haciendo de la protesta un asunto familiar.
“No Kings” (No queremos reyes) es una protesta nacional que se celebró por primera vez el 14 de junio, cumpleaños del presidente Donald J. Trump. Una vez más, los manifestantes salieron a las calles el sábado. El evento en la capital tuvo lugar en Pennsylvania Avenue, a lo largo del National Mall and Memorial Parks y se estima que asistieron 200.000 personas.

Bernie Sanders encabezó la protesta, criticando a la administración Trump y a sus simpatizantes por poner en peligro la democracia.
“Nuestro país está en peligro cuando tenemos un presidente que amenaza con arrestar o encarcelar a sus oponentes políticos”, dijo Sanders, mencionando al gobernador Gavin Newsom como uno de esos adversarios.
Otro punto que Sanders destacó fue el reciente cierre del gobierno, insistiendo en que fue consecuencia directa de la “vergonzosa gran y hermosa Ley” de Trump, el cual incluía recortes a Medicaid y al Affordable Care Act (Obamacare).
Según Sanders, 15 millones de estadounidenses de bajos recursos perderán su acceso a la salud debido al proyecto de ley, y se estima que 50.000 personas podrían morir cada año. Además, 20 millones más verán duplicadas sus primas de seguro médico, de acuerdo con investigadores de un seminario virtual organizado por la Universidad de Pensilvania.
“Así que hoy, en este momento, les digo a mis colegas republicanos: regresen de sus vacaciones de un mes”, declaró Sanders. “Empiecen a negociar y no permitan que el sistema de salud estadounidense sea destruido. Terminen con este cierre.”
Rebecca, la madre de Marrin, trabaja en un despacho legal en Virginia que maneja testamentos y herencias. Según cuenta, las primas del seguro médico de su empresa subieron recientemente un 15%, y los socios del bufete decidieron absorber ese aumento por el bien de sus empleados.
Rebecca también explicó que el temor reciente por los recortes a Medicaid ha provocado un aumento en la carga de trabajo del despacho.
“La verdad es que estamos súper, súper ocupados, porque la gente dice: ‘No sé qué va a pasar’”, expresó. “Hemos tenido muchos más casos de herencias, y si no reciben su Medicaid, se van a morir.”
La ansiedad por la salud va más allá de los recortes al seguro para muchas familias que protestaban.
Anahita Rahimi-Saber y su esposo, Josh Bill, residentes de Capitol Hill, caminaron por Constitution Avenue con su bebé de ocho meses, quien llevaba un cartel en su carriola que decía: “Mis manos son más grandes que las tuyas”.
“Pensamos que ocho meses era una buena edad para su primera protesta”, comentó Rahimi-Saber.
Temen por el acceso a las vacunas y por la desinformación que circula, como los recientes rumores falsos de que el Tylenol causa autismo. Como doctora de urgencias, Rahimi-Saber está preocupada tanto por la salud como por la seguridad de su hijo.
Para Josh Bill, lo que más le molesta es el ejemplo que Trump está dando a su hijo, recordando que antes el presidente de EE.?UU. solía ser un modelo a seguir para los jóvenes.
“Para que él vea ejemplos así… personas que insultan a quienes no piensan igual, que rompen las reglas o las ignoran. Esto está muy lejos de cuando empecé a interesarme por la política”, dijo. “Este mundo ya no es el mismo.”
Desde que se desplegó la Guardia Nacional en la ciudad, la familia ha enfrentado una nueva causa de preocupación que no existía antes del segundo mandato de Trump.
Rahimi-Saber también compartió que a menudo la confunden con la niñera de su hijo, ya que ella es iraní-armenia y él tiene apariencia de blanco. Aunque al principio lo tomaba con humor, ahora le preocupa la posibilidad de ser separada de su hijo por error.

“¿Y si ICE piensa que no soy su mamá y me lleva?”, se preguntó Rahimi-Saber.
Nacida en Copenhague, Rahimi-Saber se mudó a Estados Unidos a los 10 años. Desde entonces, ha consultado con un abogado de inmigración que le recomendó llevar su pasaporte consigo en todo momento.
Ella y su esposo dijeron que marchaban junto a su hijo porque sienten que el país se está transformando en una monarquía, una “dictadura fascista”, algo contra lo que están firmemente en contra.
Aunque el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, calificó la protesta “No Kings” (No queremos reyes) como una manifestación de “odio a Estados Unidos”, la realidad fue que el evento en Washington, D.C., estuvo lleno de familias. No obstante, hubo algo de verdad en las palabras de Johnson: la protesta sí atrajo a “los de Antifa”… o más bien, a la tía Tifa (Aunt Tifa).
Caroline Kenney asistió con orgullo a la protesta junto a su madre, Helen, y sus sobrinos, llevando un cartel que la identificaba como “Aunt Tifa (Tía Tifa)”. Dijo que marchaba por los derechos de su sobrina, a quien teme que le toque vivir en una América menos libre que la que ella conoció.
“Toda mi vida he tenido el derecho a decidir sobre mi cuerpo, y no sé si ella alguna vez tendrá ese derecho”, dijo Kenney. “Me asusta, porque creo que solo habrá pequeños rincones del país donde pueda obtener la atención médica que merece.”
Además de su papel como tía, Kenney protestó en nombre de amigos y familiares que son empleados federales. Dijo que la actitud de muchos de ellos es “luchar hasta el final”.
“De verdad creo que nuestro presidente debería respetar la Constitución”, dijo Kenney. “Ojalá el Congreso interviniera y tratara de frenarlo, pero ahora mismo siento que hay una sola voz, y esa voz es la suya, como si fuera la ley. Y así no fue escrita la Constitución”.
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